La importancia de la dieta inflamatoria
Después de una lesión puede que sea tarde para empezar con una dieta antiinflamatoria aunque siempre es mejor tarde que nunca. ¿Por qué digo esto?
Como ya he mencionado en otros artículos en nuestro sistema digestivo se encuentra la microbiota y la mayor parte de nuestro sistema inmune, encargado de combatir infecciones o lesiones.
El acto de comer en sí, ya produce cierta inflamación en el cuerpo, lo que activa al sistema inmune. Dentro de la variedad de alimentos los hay que producen más o menos inflamación. Por lo tanto, cuantas más veces comamos y cuantos más alimentos inflamatorios comamos, más activaremos el sistema inmune y este tendrá menos energía para dedicar a la reparación de ese tejido lesionado.
Si mi cuerpo ya está inflamado por la razón que sea, y me lesiono, por mucho que quiera hacer cambios nutricionales para recuperarme de forma precoz, los cambios en nuestro organismo no serán tan rápido como si previamente ya teníamos unos hábitos nutricionales saludables.
Además existen ciertas patologías y situaciones concretas que pueden provocar un impacto inflamatorio en nuestro organismo. Esta inflamación puede provocar dolor y malestar.
La alimentación puede ser una buena herramienta para evitar o mejorar las molestias provocadas por la inflamación. También puede ser un buen tratamiento para la inflamación crónica.
A continuación conoceremos como la dieta antiinflamatoria puede mejorar nuestra salud tanto en situaciones críticas como crónicas.
¿Qué es la dieta antiinflamatoria?
Una dieta antiinflamatoria se basa en un programa nutricional cuyo objetivo es reducir la inflamación. Debemos aclarar y tener en cuenta que no se trata de un plan nutricional de pérdida de peso, se trata de un tratamiento enfocado a mejorar el estado de salud del paciente.
La dieta antiinflamatoria se puede utilizar como medida en una situación concreta , como una lesión, como tratamiento de una patología inflamatoria crónica o de forma preventiva.
En casos de patologías crónicas se evaluará de forma integral al paciente para ver que alimentos tenemos que suprimir ya que en estos casos no nos van a servir las recomendaciones generales. La existencia de intolerancias, alergias, patología autoinmune, disbiosis bacteriana, medicación, o incluso polimorfismos de nuestros genes, son factores que tendremos en cuenta a la hora de establecer una estrategia dietetica.
¿Para qué se utiliza?
La dieta antiinflamatoria puede utilizarse en cualquier circunstancia en la que se sufra una inflamación, ya sea ocasionada por una respuesta autoinmune causada por un agente extraño como un virus o bacteria, como una inflamación crónica ocasionada por una constante exposición a un contaminante o enfermedades como artritis, artrosis, bronquitis, úlceras digestivas…
En este artículo nos vamos a centrar en esa inflamación aguda post lesión de los tejidos, ya sea músculo, ligamento, tendón o hueso.
Tenemos que tener en cuenta que también existen ciertas situaciones que incrementan este tipo de inflamación crónica como el estrés, la falta de sueño, los malos hábitos alimentarios…
Además una inflamación crónica puede favorecer la aparición de otros problemas para la salud como cardiovasculares, gastrointestinales, dolores crónicos, incluso demencia, por lo que una dieta antiinflamatoria será fundamental como método preventivo ante próximas dificultades y como tratamiento para la mejoras de los síntomas.
De esto podemos sacar otras dos conclusiones. Si mi cuerpo no está inflamado, posiblemente rendiré mejor y en caso de lesiones me recuperare de forma más precoz y eficaz. Lo digo por si crees que a ti no te va a pasar lo anterior. Como el COVID 19, no pensabamos que llegaría a España y ya sabemos todos lo que pasó.
Alimentos aconsejados en la dieta antiinflamatoria
Como norma general, una alimentación equilibrada y variada, siguiendo las raciones recomendadas por la OMS (Organización Mundial de la Salud) de cada grupo de alimentos, rica en antioxidantes naturales y ácidos grasos omega-3, protege al organismo y evita situaciones de inflamación.
Dentro de los alimentos con carácter antiinflamatorio, podemos destacar:
- Verduras de hoja verde como las espinacas y crucíferas como la col y el brócoli por su potencial antioxidante.
- Frutas, en concreto frutos del bosque como las cerezas y moras, ricas en antioxidante
- Pescados azules como salmón y atún gracias a su alto contenido en omega-3
- Probióticos naturales como el kéfir, que protege nuestra flora y fortalece nuestro sistema inmunológico.
- Frutos secos como las nueces, y semillas de sésamo, lino y chía, ricas en vitaminas, minerales y omega-3
- Cúrcuma, por su gran potencial antiinflamatorio o el gengibre.
Alimentos proinflamatorios desaconsejados
Se verán desaconsejados en una dieta antiinflamatoria aquellos alimentos que contienen sustancias prooxidantes y por lo tanto, favorecen la inflamación celular.
Algunos de estos alimentos son los siguientes:
- Alimentos procesados
- Lácteos y derivados ya que pueden provocar inflamación en las mucosas
- Carnes rojas, por su alto contenido en grasas saturadas, y sobre todo embutidos.
- Aceites vegetales ricos en grasas TRANS
- Hidratos de carbonon refinados: maiz, pasta, pan, harinas, azucar
Consejos generales para favorecer el efecto de la dieta antiinflamatoria
- Aumentar el consumo de alimentos frescos ante los alimentos procesados.
- Aumentar el consumo de verduras y hortalizas.
- Evitar el consumo de grasas saturadas y TRANS.
- Aumentar el consumo de proteínas de calidad, tanto animal como vegetales.
- Sustituir los cereales refinados por integralesy varias el consumo de estos.
- Aumentar el consumo de especias para condimentar nuestros platos y evitar el exceso de sal
- Disminuir el estrés de nuestro día a día
- Descansar entre 7 y 8 horas diarias
- Beber a partir de 1,5L de agua al día
- Evitar el consumo de alcohol y tabaco
- Introducir ayunos intermitentes
- Tener bien cargados tus nieveles de vitamina D
Si has sufrido una lesión en nuestra clínica multidisciplinar tenemos fisioterapeuta y nutricionista que te ayudarán a gestionar tu recuperación.
Artículo escrito por nuestra colaboradora Olga Corbin.