06 Dic Navidad y sus excesos(parte 1)
La Navidad. Ese periodo del año lleno emociones, momentos felices pero también de excesos y tristeza. Es una fiesta del cristianismo que ha pasado de ser un momento de sociabilización entre los miembros de la iglesia a un evento que celebran hasta los ateos. Esa tradición de convivencia familiar se ha ido tranformando en algo cada vez más comercial. Cada año ponen antes la decoración, las luces y las rebajas.
En este artículo analizamos la Navidad con los colaboradores de Clínica Corpore&Sano, clínica de fisioterapia en Valencia. Empezamos con Laura Barris, psicóloga.
Héctor:
La Navidad suele remover muchas cosas, y hay quien las vive con cierta ambivalencia. Unos reniegan del consumismo mientras que otros esperan con impaciencia el ritual de intercambio de regalos; están los que valoran las ceremonias de reencuentro familiar, y también a los que no les gusta sentir el compromiso de tener que asistir a ellas. ¿De qué crees que depende que podamos vivir la Navidad de manera tan distinta?
Laura:
Efectivamente la manera cómo se viva la Navidad depende de cada persona y de sus circunstancias vitales. Entre otros aspectos, creo que tiene que ver con los valores de cada uno, su estilo de afrontamiento, su momento vital, la calidad de sus relaciones familiares y de su red de apoyo, la cercanía física a la que se encuentre de sus seres queridos, su estado de salud y el de los suyos, sus recursos económicos… también de si las comidas familiares se hacen en su casa o no, ¡claro! No es lo mismo ir de invitado que encargarse de comprar, cocinar, limpiar, planificar, etc.
Héctor:
Ahora que has mencionado los recursos económicos. Los regalos se han convertido en muchos casos en un problema.
Laura:
El tema de los regalos es, en muchas familias, un ritual de obligado cumplimiento, y puede generar cierto estrés destinar tiempo (y dinero) en un regalo para cada persona. Además de los regalos comprados, también se pueden hacer regalos hechos a mano, escribir cartas o regalar actividades de ocio (donde muchas veces el mayor regalo puede ser pasar tiempo juntos).
Hay que tener en cuenta que, además de un obsequio material, un regalo es también una transacción de afecto y reconocimiento, y por lo tanto una oportunidad para hacer presente el amor que sentimos hacia los demás. Es una manera de decir “te quiero, y eres importante para mí”.
Quizás conectar con el mensaje que le queremos transmitir a otra persona nos puede ayudar a encontrar el regalo adecuado. Por otro lado, también puede ayudar liberarnos de la presión de querer hacer un regalo “perfecto” o preguntar directamente al futuro destinatario si hay algo que necesite.
Héctor:
También regalar o compartir momentos y experiencias(no materiales) es una buena solución para estas fiestas. Hacer el amigo invisible con nuestros compañeros de trabajo, con la familia o nuestro equipo. Utilizar en esos casos lo regalos económicos o manuales. ¿Y qué piensas de los regalos a los niños?
Laura:
A menudo los niños reciben muchos más regalos de los que pueden llegar a disfrutar en el momento, siendo con ello sobreestimulados y poco entrenados en tolerar la frustración de no recibir todo lo que desean. Además considero que es importante que aprendan a valorar lo que reciben de los demás, y recibir demasiados regalos de golpe puede hacer que sea más difícil otorgar a cada regalo el valor que tiene y agradecérselo a la persona que lo da.
Últimamente se ha hablado mucho de la regla de los 4 regalos, que a mi parecer resulta bastante sensata:
- Un regalo para llevar (ropa).
- Otro regalo para leer (cuento o libro).
- El tercer regalo, algo que realmente necesiten.
- Y un regalo que deseen.
Me gustaría añadir también que en los regalos infantiles se suelen hacer bastantes distinciones de género. Es decir, se hacen regalos muy diferentes en función de si son para un niño o para una niña. Aunque algunas veces esto responde a las demandas de los niños, otras no es así, sino que responde más bien a las expectativas de los adultos. En ese caso, creo que es importante no limitarse a hacer aquellos regalos que concuerden con los estereotipos de género, sino permitir o hasta invitar a los niños a explorar otras opciones.
Recibir demasiados regalos de golpe puede hacer que sea más difícil otorgar a cada regalo el valor que tiene y agradecérselo a la persona que lo da.
Héctor:
Por otro lado las fiestas son ese momento de reunirse con la familia y debería ser un buen momento. En ocasiones no lo es tanto. Ya sea por que nos falta algún ser querido, ya sea por que no nos llevemos bien con alguien. Incluso pasar las fiestas en soledad mientras todo el mundo está en familia no tiene que ser fácil. ¿Qué podemos hacer para solventar esas situaciones de estrés , tristeza, conflictos familiares..?
Laura:
Sin obviar que cada persona es distinta y tiene sus propias vivencias durante estas fechas, estas son algunas de mis sugerencias sobre lo que considero que podríamos hacer.
- Poner conciencia en lo que realmente queremos hacer. Con esto me refiero a que nos demos permiso para preguntarnos si realmente queremos acudir a los compromisos familiares. Si queremos comprar regalos o no (y a quién, y cuántos…). Si queremos que las comidas familiares sean en nuestra casa o preferimos hacerlas en otro sitio, etc. y actuar en coherencia con ello de manera asertiva. Por supuesto que en la toma de este tipo de decisiones deben sopesarse también las consecuencias que podrían derivar de ellas.
- Identificar las propias emociones. Escucharnos e identificar cómo nos sentimos es el primer paso para atendernos en aquello que necesitamos. Para ello es también necesario asociar nuestro estado de ánimo con aquellos aspectos de nuestra vida que nos estén haciendo sentir así.
- Atender a nuestras necesidades. Una vez sabemos lo que necesitamos podemos valorar diferentes maneras de satisfacer nuestra necesidad. Si nos sentimos solos en estas fechas familiares, por ejemplo, podemos buscar la compañía de amigos y/o familiares. No siempre aquello que queremos es posible, de modo que en ocasiones será necesario pensar en alternativas.
- Tomar perspectiva. En los reencuentros familiares es posible que se repitan dinámicas ya conocidas. No todas resultan agradables y a menudo es posible que nos descubramos a nosotros mismos participando de ellas de una manera que nos incomoda. Es probable que, si observamos aquellas dinámicas que se dan en nuestra familia con un poco más de perspectiva, nos irriten un poco menos y adquiramos un mayor control sobre nuestra reacción.
- En relación al estrés, una muy buena herramienta es hacer una buena planificación. No esperar a última hora permite poder hacer las cosas con más tranquilidad. Evitar largas colas en tiendas y supermercados. Disponer aún de alternativas en caso de imprevistos. (p.e. que se haya agotado un ingrediente clave para nuestra comida de Navidad).
- Año nuevo, vida nueva. Si no nos sentimos bien, es posible que debamos hacer algunos cambios en nuestra vida. Yo siempre he dicho que el cambio de año me parece una escusa perfecta para replantearnos cómo queremos vivir. Los objetivos deben ser realistas y alcanzables, y si son fácilmente medibles mejor.
Muchas gracias Laura por darnos esta visión de la Navidad y por compartir estas sugerencias. Seguimos ahora con Stefan Caballero, nutricionista que colabora con nosotros.(pincha aquí)
Navidad y sus excesos(parte 2) - Clínica Corpore Sano
Posted at 12:23h, 13 diciembre[…] Posted at 12:23h in Sin Categoría by Héctor Beltrán Sangüesa 0 Comments […]
Anónimo
Posted at 20:33h, 12 diciembreUn buen articulo…buenas preguntas y unas contestaciones que a mi desde luego, me han hecho reflexionar.
Merce
Posted at 13:59h, 12 diciembreGran artículo lleno de buenas reflexiones